1. ELIGE BIEN EL MATERIAL DE LOS RECIPIENTES
Es muy importante utilizar recipientes adecuados para el horno. ¿Sabías que la silicona puede dañar los sensores de humedad que tienen algunos hornos? Los mejores son los materiales refractarios oscuros con esmalte negro, ya que conservan mejor el calor.
2. ¿CUÁNDO ABRIR LA PUERTA?
Casi todos, una vez que hemos terminado de hornear los alimentos, solemos dejar abiertas las puertas para que se enfríe más rápido. Sin embargo es recomendable dejarlas cerradas, pues los cambios bruscos pueden dañar las gomas, por no hablar de los muebles de la cocina, que se irán deteriorando con el exceso de calor.
3. LA LIMPIEZA INTERIOR
Intenta no dejar para después la limpieza interior del horno después de utilizarlo. Los restos se acumulan y pueden ir dañando la capa que lo recubre. Si tu horno tiene pirólisis, un sistema de limpieza por alta temperatura, convertirá los restos orgánicos en cenizas y después podrás retirarlos con un paño húmedo. Si no lo tiene, utiliza productos específicos y limpia los derrames una vez que el horno se haya enfriado.
4. LIMPIEZA EXTERIOR
No te olvides de limpiar el horno también por fuera. La grasa y el polvo pueden acumularse y hacer que pierda color o brillo, dependiendo del acabado que tenga. Si eres de los que cocina a diario en casa, acostúmbrate a pasar una bayeta humedecida o una esponja con un poco de jabón, después sécalo con un paño y ¡cómo nuevo!
5. MANTÉN IMPECABLES TODOS LOS ACCESORIOS
Las bandejas y las rejillas requieren siempre una buena limpieza con productos específicos. Por otro lado, no te olvides de revisar ocasionalmente las bombillas, las gomas y demás accesorios y cámbialos en caso de que estén dañados.
6. MANTENER LA PUERTA EN BUEN ESTADO
Si utilizas aluminio para cocinar algún platillo, ten cuidado de que este no toque la puerta de cristal, ya que podría dañarla. La limpieza de esta zona, suele ser complicada, los hornos más modernos ya cuentan con un sistema fácil para desmontarlas y poder maniobrar mejor. Sea como sea, nunca utilices estropajos, ni productos demasiado abrasivos, con un paño y un poco de lavavajillas, será suficiente si lo haces en el momento.
7. CUIDA LA ENERGÍA
Para ahorrar energía puedes apagar siempre el horno unos cinco minutos antes del final del tiempo programado, con el calor residual, se terminará de cocinar. Evita meter los alimentos congelados y no abras la puerta cada dos por tres, mejor utiliza la luz para ver mejor en el interior.
8. ATENCIÓN CON EL SUELO DEL HORNO
Tanto el suelo como las paredes del horno, alcanzan temperaturas muy elevadas. Si colocas recipientes en esa zona, además de que podrían dañarse irreparablemente, podría llegar a producirse un incendio interior.